En este lugar siendo la Casa del Tesoro, vivió y murió en 1670 SEBASTIÁN HERRERA BARNUEVO, arquitecto y pintor del rey Felipe IV.
El madrileño Sebastián Herrera Barnuevo nació en 1619. Fue un artista polifacético, que destacó en la arquitectura, la escultura y la pintura. Hijo del famoso escultor Antonio de Herrera, de quien recibió las primeras enseñanzas, Sebastián se incorporó al mundo de la Corte en un momento en el que la actividad artística, tanto en el plano constructivo como en el de la pintura y la escultura, se encontraban en un momento álgido.
En 1638 entró en el taller de Alonso Cano como discípulo. En 1645 colaboró con él en la realización de los retablos de la iglesia de Getafe y también en la capilla de San Isidro de la Parroquia de San Andrés, donde Herrera Barnuevo hizo un proyecto para el baldaquino del Santo Patrón, que no se llevó a cabo por motivos económicos.
En 1649 ejecutó las arquitecturas efímeras levantadas en Madrid con motivo de la entrada de doña Mariana de Austria, cuarta esposa de Felipe IV. Gracias a este trabajo fue nombrado, en 1662, maestro mayor de Obras Reales, en 1667, tras la muerte de Juan Bautista del Mazo, pintor de cámara y, tres años más tarde, conserje de El Escorial.
Como arquitecto hay que reseñar distintos proyectos de altares, retablos y relicarios, muchos de ellos hoy desaparecidos. Destacan en su faceta de escultor las desaparecidas águilas de los Habsburgo y la Virgen de Guadalupe para la decoración de la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, en el Convento de las Descalzas Reales, que data de 1653.
Entre sus obras pictóricas, destacan el Retrato ecuestre de Carlos II, perteneciente a una colección privada o la Coronación de la Virgen, que se conserva en el Museo del Prado.
Murió en Madrid en 1671.
