Apenas se había terminado el primer tramo de la Gran Vía se empezaron a derribar las antiguas fincas de la Red de San Luis. Aquí los trabajos ofrecieron dificultades particulares de ejecución. En efecto, debían proseguirlos rápidamente sin interrumpir la intensa circulación de los tranvías, coches y peatones, sin estorbar tampoco el reparto de la luz y del agua por todo el barrio. Después la apertura siguió en dirección a la plaza del Callao, alcanzándola a fines de 1919. La imagen refleja el estado de las obras visto desde esta plaza.