Torneado. Vidriado estannífero. Multicocción oxidante.
Pintura a mano alzada
Altura = 19,5 cm; Anchura = 13,8 cm; Diámetro base = 7,8 cm; Diámetro boca = 11,3 cm.
Bajo la imagen de la Virgen, Pintura a mano alzada "TALAVERA"
Jarro moldeado y torneado, de cuerpo ovoide, cuello alto y borde ligeramente exvasado; boca trilobulada y labio redondeado; pie con anillo; asa de cinta. Cuello y base presentan gallones verticales, el primero, y radiales, la base.
Pintado en azul, amarillo y manganeso, sobre cubierta de esmalte blanco lechoso. El motivo decorativo principal se sitúa en el frontal: en el interior de un medallón formado por dos líneas curvas, imagen de la Virgen del Prado sobre su altar, con un halo de querubines y ángeles con trompetas, flanqueada por dos jarrones con ramos de azucenas muy simplificados, todo ello sobre un lecho de roleos. El resto del cuerpo se decora con dos cenefas: una de flores moradas enfiladas, enmarcada por doble línea horizontal y otra de grandes pabellones amarillos con guirnaldas de hojas moradas. En el cuello ramitos esquemáticos alternados y bajo el borde flores amarillas enfiladas. El labio y el arranque del pie presentan sendas líneas azules. El asa está decorada con una rama de hojas en espiga.
Las representaciones de la Virgen del Prado, patrona de Talavera de la Reina (Toledo) aparecen en los azulejos talaveranos en el siglo XVII, pero será en el siglo XIX cuando se popularicen utilizándose en la decoración de platos, fuentes, benditeras o, como en este caso, jarros. Al mismo tiempo, se esquematiza su diseño hasta hacer irreconocibles algunos detalles y se combina con distintos tipos de cenefas característicos del siglo XIX, que en muchos casos son simplificaciones de motivos de las series alcoreñas del XVIII. Por su parte la decoración con gallones y acanaladuras se introdujo en Talavera en la segunda mitad del siglo XVIII, junto a los nuevos modelos formales que imitaban labores alcoreñas o porcelanas, pero será en el siglo XIX, cuando sean ampliamente utilizados en jarros y jarrones, prefiriéndose las acanaladuras oblicuas a las paralelas.
En alguna ocasión se ha señalado la asociación de esta decoración plástica a las representaciones de la Virgen del Prado, pero aunque ésta sea mayoritaria, no es raro encontrarla con pabellones, guirnaldas u otros motivos. Este jarro de cerámica de Talavera comparte motivos formales y decorativos con otras piezas talaveranas de la colección del Museo (CE2003/2/34 y CE2003/2/36). Sin embargo, tanto su forma de jarro de bola, como la decoración, más descuidada y esquemática, le confiere un carácter más popular que el presentado por las otras dos jarras estudiadas. El escaso relieve de las acanaladuras, que hace pensar en un molde desgastado, así como la inscripción parecen situar este jarro en un momento final del siglo XIX.