Pedro de la Torre lidera una generación de maestros de obras de gran influencia en la arquitectura hispana que trabajarán en torno a la Corte de Felipe IV en la segunda mitad del Siglo XVII, en un momento en el que Madrid se llena de nuevas fundaciones religiosas y grandes palacios blasonados.
De familia de arquitectos y escultores, Pedro de la Torre nació en Cuenca y trabajó en nuestra ciudad de 1624 hasta su muerte en 1677, en el lugar donde nos encontramos. Maestro de obras, escultor y Arquitecto Mayor de Felipe IV desde 1650, participó en numerosas empresas constructivas de importancia en Madrid, como la Capilla Nueva de San Isidro en la Parroquia de San Andrés o la Capilla de Santo Domingo Soriano en el desaparecido convento de Santo Tomás, que estaba situado en la Calle de Atocha.
Pero donde realmente destacó fue en la realización de retablos, en los que atendiendo a las directrices del Manierismo del momento fue evolucionando hacia el Barroco. Trabajó en el Retablo del Convento de Nuestra Señora de las Maravillas de la Calle de la Palma, realizó el Retablo de la Capilla del desaparecido Hospital del Buen Suceso, el Retablo de la Parroquia de Santiago o el Retablo dedicado a San Eloy en la primitiva iglesia de El Salvador, hoy desparecida. También trabajó en Segovia, Bilbao, Toledo o Tordesillas, en Valladolid.
Murió en nuestra ciudad, el 20 de Noviembre de 1677.