Entre la leyenda y la realidad del Madrid Romántico se desarrolla la vida de Luis Candelas Rigada, como símbolo del ser y el sentir pasional y aventurero de la sociedad decimonónica de nuestra ciudad. Múltiples locales pueden contar su apasionada historia.
Madrileño nacido en la Calle de Santa María, donde encontramos esta placa, el día 9 de febrero de 1804 según la partida de bautismo de la Parroquia de San Sebastián . Dicen que la comadrona al ver una marca en aspa en su boca vaticinó que iba a ser conocido, por su bondad o maldad .
Luis Candelas era hijo de un ebanista con taller conocido en la calle del Calvario, que le procuró estudios y una plaza de funcionario de Contribuciones para alejarlo del mundo de la calle, por el que Luis sentía una atracción irrefrenable desde pequeño.
Su inteligencia hizo de él un delincuente infalible en sus meditados golpes, siempre sin derramar una gota de sangre, y su fama de caballero galante y amante fiel aumentaron la leyenda de su persona aún en vida, como paradigma de la libertad y el compromiso con los humildes en el contexto romántico de la época. Exiliado de Madrid por sus ideales liberales, Luis Candelas se transformó en bandolero dando importantes golpes en los caminos a contingentes de mercancías. Eludió los controles de las fuerzas de orden público y pasaba por ser un rico hacendado de el Perú del que se enamoró Clara, la cual al descubrir quien era decidió fugase con él y esto le puso en gran peligro hasta que fue capturado definitivamente el 18 de Julio de 1837, por una debilidad de amor en la villa de Olmedo, en la posada de Alcanzaren.
Subió al patíbulo en la Plaza de la Cebada el 6 de Noviembre de 1839 dirigiendo al pueblo de Madrid, antes de morir, sus últimas palabras: “Se feliz patria mía.”