Federico Moreno Torroba (Madrid 1891) fue hijo del músico José Moreno Ballesteros, director, compositor y organista de la Iglesia de la Concepción, de esta calle de Goya. Federico aprendió con él a sentir la música y a estar en ambientes y tertulias del momento, donde conoció a los grandes músicos españoles y también al idolatrado Richard Strauss.
Trabajó en la música sinfónica y en una ópera llamada La virgen de mayo de ambiente andaluz, puesta en escena en el Teatro Real.
Pero pronto le llamó la zarzuela, quizá para cerrar un hermoso ciclo, cuando el público empezó a buscar otras novedades fuera de este género. Su gran obra Luisa Fernanda, de los libretistas Romero y Guillermo Fernández-Shaw, llevó al espectador entre mazurcas, romanzas y dúos por el Madrid Isabelino, la revolución de septiembre y las escenas felices de la tranquila dehesa extremeña. Fue un gran éxito que aportó números para cualquier antología de la Zarzuela como el baile en San Antonio de la Florida: “A San Antonio como es un Santo casamentero, pidiendo matrimonio, le agobian tanto, que yo no quiero pedir al Santo mas que un amor sincero….”. La noche de su estreno el 26 de marzo de 1932 en el teatro Calderón, el público se sintió como en aquellas noches triunfales del desaparecido Teatro Apolo.
En un momento de tendencia a la zarzuela regional estos genios ponen en escena “La Chulapona” de ambiente madrileño, en la línea de las grandes obras de antaño y nos llevan en ella al taller de plancha de la Manuela en la Cava, a la Morería y al café de Naranjeros de la Plaza de la Cebada.
Moreno Torroba fue Director de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Sociedad de Autores y empresario de teatro. Poco a poco fue girando hacia la Revista y luego se centró en la composición para guitarra componiendo títulos como “Concierto Romántico”, “Homenaje a la seguidilla”, “Concierto de Castilla”, “Concierto Ibérico”, que están presentes en todo el mundo y algunos se inmortalizaron en la manos de Andrés Segovia.