FARINELLI fue el más glorioso cantante que dio el Siglo de las Luces. Su voz conmovía y alentaba las tardes cortesanas. Era italiano como la ópera misma, nacido el 24 de enero de 1705.
Farinelli fue el más glorioso cantante que dio el Siglo de las Luces. Su voz conmovía y alentaba las tardes cortesanas. Era italiano como la ópera misma, nacido el 24 de enero de 1705.
Debutó en 1722 en Roma con un éxito sin precedentes. Nueve años más tarde se estableció en Viena y luego en Londres, allí contactó con nuestro embajador el Conde de Montijo que le trajo a Madrid temporalmente, para curar el estado depresivo en que se encontraba Felipe V.
El día 25 de agosto de 1737 cantó para el Rey en el Palacio de la Granja, con su timbre casi sublime, a la vez vigoroso como delicado, y el rey mejoró de su furia y le impidió irse a Londres. Le nombró Músico de Cámara y Servidor Familiar del monarca y le acompañó en las euforias y en las melancolías dándole con su canto la fuerza y equilibrio que pudo.
Después de la muerte del Rey, Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza se sintieron muy complacidos de seguir con Farinelli y le encargaron ser Director de los Espectáculos Reales, cargo que ejerció de 1746 a 1759. Fue una etapa apasionante en la que trabajó principalmente en el Palacio del Buen Retiro (porque aún se estaba construyendo el Palacio Real) y el Palacio y Jardines de Aranjuez. En ellos montó óperas de una escenografía apoteósica y exquisita, serenatas, conciertos de músicos virtuosos de Europa y mandó construir la Escuadra del Tajo, que eran 15 lanchas para pasear con música en dulces recorridos fluviales por Aranjuez.
Carlos III le siguió manteniendo, pero le liberó de su servicio. Farinelli se trasladó, entonces, a Bolonia, donde levantó un lujoso palacio y donde murió en 1782.