Tomato Sunset Tomato es sin duda una de las obras más ambiciosas e impecables del artista en este periodo en el entorno aún de la poesía visual en la que había militado activamente, pero recoge también influencias de la cultura psicodélica y beatnik de los años 60 que el artista experimentó en esta época –“en mí hay un beatnik del año 66, un hippy del año 68”, confesaría Molero a Juan Antonio Aguirre en los “Encuentros de Cadiz” (1974).
Tomato Sunset Tomato fue realizada a la vuelta de un viaje a Londres y alude a un término que Molero utilizaba para referirse a los “trips”. En el uso de una pintura industrial, muy popular en la época como era el titanlux –frente a técnicas más tradicionales como el óleo– puede advertirse, si desdoblamos este sintagma alusivo a la mitología griega (Titán, [los titanes fueron poderosos dioses que gobernaron en la edad de oro, relacionados con el Sol y la Luna, la memoria]) y al término latino lux –la luz más potente, podríamos traducir– una carga irónica muy propia de la estética pop, a la que Molero ha rendido culto a lo largo de su carrera artística en todas aquellas facetas que ha experimentado, incluida la de fundador del grupo musical Radio Futura.
Tomato Sunset Tomato es una obra que está toda ella impregnada de formas y alusiones a lo luminoso, al movimiento, a los enigmas del sueño, como metonimias que aluden al alcance de una visión más intensa y profunda que nos procura el arte, y en la que el artista juega como gran maestro de ceremonias. Tomato Sunset Tomato es un buen ejemplo del experimentalismo y las investigaciones plásticas llevadas a cabo por Molero, Manolo Quejido y Ignacio Gómez de Liaño en los sesenta, y recoge todas esas influencias de las estéticas de la cultura popular y los mass media de la época: la generación beat, pop, hippie, la psicodelia, las mitologías orientales y lo ibicenco. MAC/EAL