Esta pintura formó parte de las obras expuestas por Miguel Ángel Campano en la exposición Madrid DF, celebrada en 1980 en las salas del Museo Municipal de Madrid, incluido en la muestra en función de su protagonismo y representatividad en el campo de la abstracción gestual del aquel momento y el retorno a la pintura más directa, en cuya orientación ha de verse una relectura referencial muy abierta del expresionismo abstracto americano que tanta importancia tuvo para algunos de los jóvenes artistas de aquellos años, entre ellos Campano.
Al decir de algún historiador, a finales de los setenta la pintura de Campano se articulaba en unas coordenadas basadas, por una parte, en la abstracción twomblyana –con una organización rigurosa de las imágenes– y la aportación, por otra, de las enseñanzas cézannianas, vía Poussin, pintor al que rendiría homenaje en una de sus obras más importantes del periodo.
Efectivamente, la composición de esta obra, Sin título, al igual que la titulada El Zurdo, obra también de 1980 incluida en aquella exposición, se constituye mediante la organización de triángulos y franjas rectangulares (cerradas o abiertas), entrelazadas entre sí, que forman como alvéolos que muestran una agitación gráfica y cromática exultante, a base de trazos enérgicos azules (predominantes), violetas, naranjas, verdes, ocres y blancos que, por la manera en cómo se diseminan en direcciones contrapuestas y contrastadas por la tela, evocan el automatismo y el gestualismo expresivo de la action painting norteamericana, y que a juicio de Mariano Navarro “cronometran gráficamente el irse (o discurrir) del tiempo”.
Este tipo de gestualidad y esos trazos enérgicos y vibrantes, como graffitis de color sobre el muro blanco, van construyendo un orden abstracto ligado a las emociones profundas del artista, en tanto que reclamo de una abstracción en total libertad, en la que color y trazo caminan entretejidos, en un perpetuo cambio, para alcanzar un arte esencialmente sensual, no exento de rigor compositivo y de un orden subyacente que enlaza con las lecciones de Cézanne frente a sus paisajes más queridos. MAC/EAL