Arcilla
Alisado muy fino
Monococción reductora
Modelado
Altura = 10 cm; Diámetro máximo = 16 cm; Diámetro boca = 13 cm
Cuenco de forma hiperelipsoide estable, de paredes convexas, borde entrante de labio apuntado y fondo cóncavo. No presenta decoración. Su superficie es de color gris oscuro y está cuidadosamente alisada, hasta casi el bruñido.
Foto: Pablo Linés Viñuales
A finales de enero de 1930 el tranviario y arqueólogo aficionado José Viloria descubrió varios hoyos (fondos de cabaña) en las obras y movimientos de tierra que se estaban efectuado para la construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid. La Junta constructora de la Ciudad Universitaria acordó el 16 de mayo de 1930 encomendar la excavación arqueológica a Hugo Obermaier, Francisco de las Barras de Aragón y José Pérez de Barradas, quien fue responsable directo de la excavación. Los trabajos se iniciaron el 27 de mayo y se interrumpieron el 2 de agosto. Los objetos se trasladaron al Museo Prehistórico Municipal, en donde algunos fueron restaurados. Tras su traslado a la nueva sede del Museo en la calle Fuencarral, las colecciones restauradas de Cantarranas debían mostrase, según el proyecto original, en la vitrina XVI. En 1935, los objetos de Cantarranas ocupaban la segunda vitrina del lado izquierdo de la Sala de Prehistoria. En un inventario de 1952 (ca), los materiales restaurados de Cantarranas figuran como expuestos en las estanterías A,B, C y F de la vitrina 5ª.
La forma de cuenco de paredes convexas y labio entrante, unas veces elipsoide como el presente, en otras ocasiones esferoide, es relativamente habitual en yacimientos calcolíticos madrileños, tanto en niveles precampaniformes como campaniformes (Perales del Río, Ventorro, Fábrica Euskalduna, El Espinillo, La Esgaravita). No obstante, algunos autores (Priego y Quero 1992: 216 y 272) han señalado una mayor vinculación de esta forma con los niveles campaniformes, al menos por lo que se refiere a Ventorro. En este yacimiento aparecen ejemplares de esta forma, de pastas de buena calidad y tonos muy oscuros, con superfices tratadas con alisados muy finos, casi bruñidos, similares al ejemplar de Cantarranas. Sin embargo, salvo cuatro fragmentos decorados que no pueden ser identificados inequívocamente como campaniformes (Garrido Pena 1994: 72-3), la cerámica recuperada en Cantarranas es en su totalidad lisa. Este hecho, a falta de un estudio detallado de los materiales y de dataciones absolutas, ha servido como elemento discriminador para asignar este poblado al calcolítico precampaniforme.
Comentario extraído del catalogo del Museo de San Isidro. Los Orígenes de Madrid.