Cuerpo cilindrico de superficie y base plana, cuya boca presenta un labio exvasado con moldura en la cara externa del mismo. Cocción oxidante con vidriado negro en la superficie interior, el labio y parte del exterior. Dos líneas paralelas horizontales decoran el recipiente a la altura del arranque superior del asa.
Aparece fragmentado e incompleto en el cuerpo, en la zona cercana a la base.
La pieza que nos ocupa se recuperó a finales de 1983 tras la excavación arqueológica de las plaza de los Carros de 1983, siendo localizada en la cata 1, contexto 6, dentro de un pozo con material de relleno.
Si bien parece remontarse a un origen milenario, el orinal recibe diferentes denominaciones históricas según los diversos pueblos que hacen uso de él y según su estatus social. Amigo fue la palabra utilizada por los griegos, matula o metella fue la de los romanos. Con forma vertical semejante a una botella es la galanga y cuando es un mueble realizado en madera noble, con bellas decoraciones en marquetería e incrustaciones de marfil para guardarlo en su interior se denomina dompedro. Aunque hay auténticos tronos utilizados por reyes, el pueblo llano usó otros nombres más sencillos como perico, chata, según se utilicen dentro o fuera de la cama.
El bacín u orinal puede tener diferentes formas, decoraciones y tamaños, incluso asas y tapadera. Algunos de menor tamaño se llevaban en los viajes. Otros se usaban en las ceremonias religiosas de larga duración. El paso del tiempo permite ver una evolución morfológica y tecnológica.
Comentario extraído del Catálogo en línea del Museo de San Isidro. Los Orígenes de Madrid.