Óleo sobre tabla en el que se representa la deposición de Cristo en el sepulcro por Nicodemo y José de Arimatea en presencia de la Virgen, san Juan y María Magdalena sobre un fondo dorado.
En la colección del donante figuraba como obra del Maestro de Portillo realizada entre 1480 y 1500, aunque la actividad del Maestro de Portillo se desarrolló más bien durante el primer tercio del siglo XVI. Este pintor fue identificado por primera vez por Angulo como autor de un retablo con la historia de san Esteban conservado en el palacio arzobispal de Valladolid y en sus obras conocidas utiliza fondos de paisaje y un lenguaje más avanzado que el de la obra considerada. En cualquier caso, se trata de una obra reaizada en Castilla durante las décadas finales del siglo XV.
Comentario extraído del Catálogo en línea del Museo de San Isidro. Los Orígenes de Madrid