Loza
Vedrío estannífero
Pintura a mano alzada
Torneado
Vidriado estannífero
Altura = 5 cm; Diámetro = 34 cm; Ala = 5,20 cm
Plato llano con decoración polícroma pintada. Por ala y pared,
enmarcada por dos pares de filetes concéntricos en azul cobalto,
se desarrolla una orla de ramos vegetales y arquitecturas
orientales entre tres medallones azules de borde lobulado al
exterior y aserrado al interior. Dentro de cada uno de los
medallones se representan enfrentadas dos flores, amarilla una
y verde la otra, entre las que se sitúan parejas de anillos amarillos
y hojitas azules. El espacio entre los medallones está ocupado
por voluptuosos ramos de hojas verdes y moradas con frutos
amarillos que arrinconan a su izquierda pabellones anaranjados
de tres pisos entre hojitas azules y verdes. El fondo del plato
presenta un motivo compuesto por cuatro hojas verdes, de
bordes lobulados y ápice enroscado, distribuidas en forma de
aspa entre las que aparece una cruz de brazos romboidales de
borde naranja y fondo azul que se rematan con flores de lis
verdes y parten de un óvalo central decorado al interior con un
ajedrezado de cuadros azules y blancos.
Foto: Pablo Linés Viñuales
La composición de este plato parece la adaptación de un motivo
característico de la azulejería barroca valenciana denominado
"de cardo en molinillo", muy abundante y de uso común en toda
la región (y por tanto seguramente muy conocido por las
pintoras de los talleres de Manises), en la que las hojas de cardo
se han simplificado y las rosetas tetrámeras que caracterizaban
aquél se han transformado en una verdadera cruz que mantiene,
en cambio, los remates en forma de flor de lis. La orla por el
contrario representa la característica interpretación que hace la
cerámica popular de Manises de las escenas de pabellones
orientales, tan presentes en las lozas refinadas desde el siglo
XVIII y que ilustra a la perfección los principales defectos y
virtudes de estas producciones del XIX: la escasa preparación
técnica de sus artistas, que les obliga a simplificar los motivos
hasta hacerlos casi irreconocibles, y el acierto en la realización de
las composiciones y en la combinación de los colores que
proporciona una gracia innegable a las vajillas que adornan,
base del enorme éxito que alcanzaron en su momento.
Comentario extraído del Catálogo del Museo de San Isidro. Los Orígenes de Madrid