Es un edificio característico de los inicios de la Gran Vía, en este caso sobre un solar entre medianerías relativamente pequeño. El aprovechamiento máximo de la planta baja obligó a desplazar el acceso principal a uno de los laterales, para dejar lo más diáfana posible ésta y la principal que, como era frecuente, se destinaron a usos comerciales. El resto son dos viviendas por planta en las que se destina la parte noble o de recibir a la fachada a Gran Vía y la zona de dormitorios a la de Caballero de Gracia.
Las fachadas a ambas vías también reciben un tratamiento muy distinto, marcando claramente su importancia. La de la Gran Vía destaca mediante un basamento almohadillado las dos plantas comerciales y el resto se divide en dos cuerpos coronados por una cúpula esquifada que remata el eje central enmarcado por grandes columnas.