Es otro ejemplo de entidad que estableció su sede en la Gran Vía, destinando el resto de plantas a viviendas de lujo y locales de negocio. Para la construcción se convocó un concurso que ganaron los hermanos Sainz de los Terreros, con un proyecto estructurado alrededor de un gran patio central cuadrado y de grandes dimensiones, que es el núcleo de toda la distribución. En la planta baja se cerró con una cubierta de hierro y vidrio que acoge el vestíbulo central del establecimiento.
El edificio consta de ocho plantas, incluyendo los sótanos, de las que el Círculo ocupa parte de la baja, entresuelo y primera, cumpliendo el programa acostumbrado de salones de reunión, recreativos y culturales. La parte exterior se destinó a comercios y oficinas para obtener una mayor rentabilidad. La fachada responde también a criterios neorrenacentistas, coronada por una galería de arcos y una crestería en el piso superior. La rotonda se resuelve en este caso mediante una cúpula muy apuntada que prolonga visualmente la esquina.