El proyecto elegido definitivamente para el Puente de Toledo fue el de Tomás Román, quien recibe el 30 de noviembre de 1670 el informe favorable emitido por Gaspar de la Peña, Sebastián de Herrera y el hermano Francisco Bautista, para la edificación de un puente de ladrillo proyectado inicialmente sobre 21 arcos, aunque finalmente se reducirían a 15 y se realizaría en piedra, para salvar el curso del Manzanares en la muy transitada entrada sur de Madrid, el camino de Toledo