Patrimonio urbano
Puente de Segovia
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Descripción
Titulo:
Puente de Segovia
Fecha:
Entre 1 de Enero de 1574 y 31 de Diciembre de 1574
Descripcion:
Pétreo (granito y caliza) y cerámico (ladrillo)
Altura: 10.00 x Anchura: 31.00 x Fondo: 150.00 m.
Calle Segovia

El Puente de Segovia, realizado íntegramente con sillares de granito o piedra berroqueña, consta de una sobria y robusta estructura de nueve ojos –de diferente luz por imposición de las cepas reutilizadas por Juan de Herrera, conformados mediante otros tantos arcos de medio punto prolongados en sus respectivas bóvedas de cañón. La anchura de estos arcos oscila entre los 13,22 m del ojo central y los 10,35 de los laterales, decreciendo gradual y simétricamente a partir del eje intermedio.

Por ello, y por realizarse la rasante del tablero totalmente horizontal, las claves quedan cada vez más despegadas de la cornisa. La obra se articula siguiendo la solución clásica de los puentes romanos: paramentos almohadillados y tajamares apuntados a bisel aguas arriba y semicirculares aguas abajo, con sombreretes piramidales o cónicos a nivel del arranque de los arcos, desde donde parten la pilastras que traban toda la estructura a la cornisa.

Ésta se remata con un sencillo pretil moldurado, que se corona por una serie de esferas de granito, o bolas, regularmente repartidas sobre la vertical de las pilastras, lo que supone la utilización de un motivo muy característico del estilo herreriano o renacentista español.

Como consecuencia de las obras de ensanchamiento realizadas tras la Guerra Civil, por las que el tablero pasó de 8,65 a 31,00 m de anchura, el puente fue dotado de unas nuevas manguardias, junto a las que se construyeron después varios diques, rampas y dársenas que, en consecuencia, no pertenecen a la obra original. Actualmente, todo ello configura un gran conjunto arquitectónico que alcanza los 172,00 m de longitud.
Tipo:
Monumentos
Signatura:
s/sig
Núm Inventario:
s/n

Comentario
El Puente de Segovia, el más antiguo de los conservados en la capital, es Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento desde 1996.
Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XVI cuando, tras la instalación definitiva de la Corte en Madrid en 1561 por orden de Felipe II, se hizo imprescindible erigir un nuevo puente en el acceso a la ciudad desde el camino de Segovia, que sustituyese a los que, con escasa consistencia y duración, se habían construido al menos desde el siglo XIV.

La obra, iniciada en 1574 por Provisión Real, fue encargada primeramente al maestro mayor del rey Gaspar de Vega, que presentó un proyecto del que se llevó a cabo la cimentación de las cepas principales.

Tras su muerte en 1577, se hizo cargo de los trabajos el nuevo arquitecto mayor, Juan de Herrera, el autor del Monasterio de El Escorial, quien, sobre las cepas iniciadas, diseñó unas trazas de concepción moderna e inspiración renacentista, las cuales estuvieron prácticamente ejecutadas en 1584. Durante los siglos posteriores, el Puente de Segovia fue objeto de múltiples intervenciones, principalmente de reparación, a cargo de diversos arquitectos de prestigio

Sin embargo, la actuación más drástica y destacable tuvo lugar en el siglo XX, concretamente entre 1934 y 1943, cuando el ingeniero Vicente Olmos amplió el tablero de 8,65 a 31,00 m de anchura, abriendo el puente en dos e introduciendo, tras separar los frentes laterales, una nueva estructura interna. Poco después, entre 1955 y 1960, el mismo ingeniero restituyó parte de los alzados ocultos por la canalización del Manzanares, llevada a cabo en 1915, y añadió nuevas manguardias acompañadas de diques y estanques.
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