La plaza tenía un amplio espacio destinado a usos complementarios, como los corrales o los patios de caballos donde se guardaban los caballos de los picadores antes de cada corrida.
Publicada en: “Carabanchel un siglo de imágenes (1860-1960)” de José Sánchez Molledo.
Restaurada por: Alicia Álvarez Donate y Sonia Dorado Martín.