En su obituario publicado en Blanco y negro del 8 de febrero de 1925 se puede leer "Comedianta de nacimiento, pues ya en la infancia se denunció su vocación por el teatro (...) la Perez de Vargas vio realizados sus sueños de gloria, al verse aplaudida y mimada por millares de espectadores, por todos cuantos, admirándola, la ovacionaron conmovidos por la emoción que siempre puso en su voz...