Dentro de la evolución que emprendió este comercio a partir de los años 80, encaminado a dotarle de un encanto especial, se han ido cuidando los detalles para conservar la esencia del comercio tradicional y que el escaparate sea el reflejo de lo que se ofrece en su interior. En esta imagen entre las dos puertas vemos ya colocada en el suelo la placa de bronce instalada por el Ayuntamiento de Madrid que le reconoce como comercio centenario.