Este jardín de dalias que ocupó un espacio en los terrenos del antiguo Matadero, aunque tuvo una vida efímera pues pocos años después de su inauguración comenzaron las obras de Madrid Calle 30, en aquel momento era único en Europa dedicado a esta especie de plantas. Tenía una composición muy estudiada y simétrica, en el centro una plazoleta y en torno a ella se disponían los macizos de flores, agrupados según las distintas variedades, en hileras formando ángulos entre ellas con paseos para poder contemplar las flores de cerca.
En la imagen detrás del conjunto de niñas se ve la pequeña plaza central con un banco de obra corrido para sentarse.