La figura se enmarca en un escenario de gran clasicismo, con cortinón y mesa a la derecha, molduras arquitectónicas a la izquierda y suelo geométrico de mármol en cuyo centro destaca la figura de gran empaque y elegancia de la reina. En su muñeca derecha muestra un brazalete de perlas con la efigie en miniatura del futuro rey Fernando VII, primer hijo varón de los reyes.
Con motivo de la proclamación de Carlos IV como rey y su entrada en Madrid junto a su esposa María Luisa de Parma el 17 de enero de 1789, se encargó la realización de varios retratos de los reales cónyuges a varios artistas. Uno de ellos fue Zacarías González Velázquez, quién entregó el 21 de septiembre de 1789 dos grandes retratos de los reyes. Fueron colocados en el balcón de la Casa de la Diputación de los Cinco Gremios en la madrileña calle de Atocha. Se trata de una obra temprana de este artista en la que se percibe la influencia de su maestro Mariano Salvador Maella.
