Según palabras del presidente del congreso internacional de París para la represión de la trata de blancas en 1906, "España marchaba a la cabeza de los países cultos en punto a la represión de la trata". Como prueba de esta voluntad oficial de incorporarse a un movimiento abolicionista internacional (concretamente la Asociación internacional para la represión de la trata de blancas), Madrid sería en 1910 la sede del IV Congreso Internacional para la represión de la trata de blancas, cuyas ediciones anteriores se habían verificado en Londres (1899), en donde no hubo representacióne spañola, Francfort (1902) y París (1906).