Aquí estuvo el edificio que albergó de 1917 a 1939 LA SINAGOGA DE MADRID "MIDRAS ABARBANEL", primera que abrió sus puertas después de la expulsión de los judios en 1492.
Esta Sinagoga fue uno de los más importantes centros de la Comunidad Judía que, escapando de la Primera Guerra Mundial, emigró a España y concretamente a Madrid de todas partes del mundo. “Entre los cincuenta y siete hombres que se incorporaron a la congregación había súbditos de veintidós países. Los más era sefardíes de Constantinopla, de Salónica, de Bosnia, de Austria, de Bulgaria, de Serbia, de Argentina y de Brasil; dos eran de Persia y uno de Babilonia (Irak). Había europeos de Francia, de Bélgica, de Austria, de Rusia, de Italia y de Luxemburgo”, según indicó Abraham Yahuda uno de los representantes más destacados de aquella Comunidad. Posteriormente, muchos judíos ―más de tres mil― se sumaron a éstos a comienzos de la década del treinta huyendo de la persecución de los nazis alemanes.
La Sinagoga “Midrás Abarbanel” se inauguró el 3 de febrero de 1917 con el nombre de Isaac Abarbanel, una de las figuras más destacadas y señeras de la Comunidad Hebrea, que condujo a los judíos españoles en la diáspora a Portugal a finales del siglo XIV.
Fue siempre una casa de refugio y de culto para todos los judíos que vivían en Madrid hasta 1939. Nombres como los de los escritores Rafael Cansinos Assens, Max Aub o Germán Bleiberg, entre otros, formaron parte, como sus familias, de esta comunidad y lucharon por ser aceptados en un mundo dominado por la intolerancia y el sectarismo, que perseguía el sionismo, sus creencia y a su gente.
Este fue el sentimiento de encuentro y reconciliación de una comunidad, que aspiró a convivir con los madrileños y que lo consiguió en tiempos tan difíciles como los que nos tocaron vivir a los españoles y europeos en la primera mitad de siglo XX.